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Pacto por la Cohesión Social y el Empleo de Alcalá de Guadaíra
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CÁRITAS, CUANDO SE RECOGE PARA REPARTIR
22 de septiembre de 2010
CÁRITAS, CUANDO SE RECOGE PARA REPARTIR
La Iglesia alcalareña cuenta con más de 100 voluntarios que trabajan a favor de los más necesitados. Es una de las entidades firmantes del Pacto por la Cohesión Social de Alcalá de Guadaíra

Alcalá de Guadaíra, septiembre de 2010.- Cáritas Arciprestal de Alcalá de Guadaíra es una de las entidades firmantes del Pacto por la Cohesión Social y el Empleo de Alcalá de Guadaíra. A través de esta entidad, que lleva más de 50 años instaurada en la provincia de Sevilla, la Iglesia alcalareña cuenta con un centenar de voluntarios que trabajan para ayudar a los más necesitados a través de las Cáritas parroquiales y Cáritas Arciprestal. Su trayectoria y experiencia se alía con Atticus en el objetivo común de avanzar en las políticas locales de cohesión e integración.

El trabajo de Cáritas en Alcalá es como un gran puzzle. Cada pieza resulta fundamental para completar un todo operativo y solvente con aquellos convecinos que lo pasan mal por la falta de recursos. Así nos lo cuentan la coordinadora de Cáritas Arciprestal en Alcalá, María Ángeles Luque Sánchez, y sus compañeros en las parroquias de La Inmaculada y San Agustín, Loli, Flori y Joaquín. Ellos atienden con frecuencia a familias de hasta 6 miembros que subsisten con apenas 400 euros al mes, un drama cotidiano que tiene en esta organización un bálsamo de gran valor.

Situaciones como esta se atienden desde las Cáritas parroquiales que funcionan en La Inmaculada, San Mateo, San Sebastián, Santiago y Santa María y San Miguel en Las Beatas. Cada una cuenta con su propia estructura: director, secretario, tesorero y vocales, todos voluntarios que una vez por semana reciben a los beneficiarios siguiendo un procedimiento concreto con una entrevista inicial, recogida de documentación para identificación, constatación de la circunstancia económica e informe del trabajadora/or social que constate la ayuda pública que perciben. Con todo esto, y tras un proceso de valoración, Cáritas efectúa la ayuda en forma de vale de compra para el supermercado en artículos de necesidad básica, con ropa o enseres para bebés que han sido donados o el pago de recibos de suministros, lo que tramitan directamente con las propias compañías.

Con la actual coyuntura de dificultad económica Cáritas ha constatado dos variables: se ha incrementado el número de demandantes de ayuda y se ha normalizado el perfil de los peticionarios, personas que hasta hace poco contaban con recursos y que ahora los destinan a conservar su vivienda recurriendo a las parroquias para conseguir alimentos.

Ante esto los voluntarios de Cáritas prestan una ayuda integradora, que tienda a un esfuerzo del beneficiario para procurarse recursos como la adecuación de parte de una vivienda que albergue un taller de costura, la intermediación para la obtención de un trabajo o iniciativas favorecedoras de la inserción laboral como la formación para planchar, coser o de lavandería.

Pero para repartir hay que proveerse y Cáritas tira de imaginación e iniciativa los 365 días del año. Colectas en eucaristías, verbenas, bolsas de caridad de hermandades, cuotas de socios, donativos de la Cabalgata de RRMM y un convenio con el Ayuntamiento para el impulso de proyectos arciprestales como el ‘Samuel’ o ‘La tienda de ropa’ con éxito de participación y resultados.

El proyecto ‘Samuel’ está dedicado a la infancia y la adolescencia alcalareña y se lleva a cabo desde la parroquia de La Inmaculada. Niños desde 1º de Primaria hasta 4º de ESO que llevan años recibiendo apoyo escolar, educación en higiene, comportamiento, actividades de teatro, juegos educativos y hasta un campamento de verano.

‘La tienda de ropa’ está situada en una de las antiguas casas para maestros de la Plaza de la Industria, al final de la calle Malasmañanas. Allí recogen ropa usada, se lava, se plancha y luego se vende o se cede mediante vales de Cáritas, según proceda. Es un sistema idóneo para aprovechar las donaciones de los vecinos y vecinas de Alcalá, obtener ingresos económicos, dar respuesta a las necesidades de los beneficiarios y formar a mujeres en riesgo de exclusión social que están becadas para planchar y coser, aprendiendo un oficio al tiempo que fomentan su autoestima.

Son parámetros casi idénticos a los que desarrolla el proyecto Atticus, a cuyo Pacto se ha sumado Cáritas, según nos comenta María Ángeles, “en el deseo de beneficiar en el desarrollo de Alcalá de Guadaíra. Cuando conocimos los términos del Pacto supimos que teníamos que estar. Podemos aportar trabajo personal y experiencia para ayudar a colectivos necesitados”. La coordinadora mantiene que su fuente de energía y la de su equipo de voluntarios “viene de arriba. Somos un instrumento de Dios para llevar el amor a nuestro prójimo a través de la humanidad, la compasión y la generosidad, es algo que tenemos que hacer y lo hacemos encantados”.

 

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