Alcalá de Guadaíra, junio de 2010.- El exitoso transcurso de las prácticas del itinerario de auxiliar de servicios se ha recibido con entusiasmo por las personas y colectivos vinculados de alguna forma con el proyecto Atticus. Uno de ellos es la Asociación Alcalareña para la Educación y la Enseñanza Especial (AAEE) que, en la persona de su presidenta, Sara Jiménez, hace un recorrido por la entidad y reflexiona sobre el mejor escenario posible para la integración laboral de las personas con discapacidad intelectual. Sara está feliz por la iniciativa municipal, aunque considera que es mejorable. Con todo, espera que no se quede ahí y el proyecto de inserción laboral para este colectivo tenga continuidad en el tiempo.
A la AAEE pertenecen en la actualidad más de 60 familias alcalareñas en las que alguno de sus miembros tiene discapacidad intelectual, con afectación en un 80% de casos de síndrome down. La entidad dispensa un servicio integral al completo de la familia y a la persona discapacitada con un plan de vida desde su nacimiento hasta la edad adulta, en función del alcance de la discapacidad.
Esta asociación de padres tiene como objetivo primordial la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, siempre que tengan acreditada tal condición con el correspondiente certificado. Mediante sus distintos departamentos y programas, la entidad complementa las posibles carencias educativas con una formación personal a nivel cognitivo, autónomo y social. “Se trabaja con la persona para proporcionarle una atención personal que no recibe en la educación reglada, cubriendo sus necesidades. Actualmente el 90% de los niños y jóvenes de la AAEE está escolarizado en centros educativos ordinarios, y sus familias están predestinadas a que sus hijos accedan a una educación normalizada. Hay mejores y peores profesores, y en cuanto a recursos siguen habiendo carencias, pero hay que seguir trabajando”.
Hasta 5 jóvenes de la AAEE cursan la ESO en alguno de los IES de la ciudad. “¿La Universidad? Hay que ser realistas, lo de Pablo Pineda –en referencia al actor malagueño con síndrome de down que es diplomado en Magisterio- es algo excepcional fruto de un proyecto. Nuestra idea es que nuestros chicos aprendan a valerse por sí mismos, a ser funcionales, accedan a un medio de vida y una independencia”, añade sobre el tema educativo.
PRESENTE Y FUTURO
La asociación se constituyó en 1977 en las instalaciones de la antigua parroquia San Mateo, en la avenida Princesa Sofía, que tiene alquiladas al Arzobispado de Sevilla por un precio simbólico dado su fin social. Están dotadas con recibidor, dependencias para la administración, aulas y patio. En total son más de 1.000 m2. Su equipo humano está formado por 8 profesionales contratadas, (pedagoga, psicólogas, trabajadora social, especialista en psicomotricidad y atención temprana), el grupo de voluntarios encomendados a actividades de integración, ocio y tiempo libre y, por el equipo de madres y padres.
El presidente/a se elige por sufragio entre los padres y madres, quien a su vez conforma la junta directiva, formada actualmente por 5 miembros. El presupuesto anual ronda los 200.000 euros, que se obtienen a través de las cuotas de los socios, socios colaboradores, verbena –este año es el 25 y 26 de junio-, actividades de padres y madres, cena de gala, venta de lotería y subvenciones, tanto públicas como privadas, gestionadas por la propia asociación.
La presidenta se marca como objetivo seguir creciendo en prestigio como demuestra la concesión del premio nacional Viure Conviure de la Fundación Caixa Cataluña por su proyecto de desarrollo afectivo y sexual en 2007. Pero el mayor sueño de este grupo de madres y padres es la creación de un centro especial de empleo, cuya estructura y modelo de funcionamiento sería similar al de otros consolidados y solventes en el norte de España, que sirva de puente para la inserción laboral de los chicos.
De este modo se daría un gran paso en la autodeterminación y máximo desarrollo del joven como persona y como trabajador, “pensamos que la persona se desarrolla íntegramente con su incorporación al mercado laboral, afilando las habilidades de cada uno obtendremos trabajadores capaces de desempeñar su labor en un puesto de trabajo”, dice Sara.
Para la presidenta de la AAEE esto ha quedado latente en las prácticas del itinerario del proyecto Atticus, en las que los jóvenes están destacando por mejorar aquellos entornos laborales donde han recalado. No obstante, Sara aclara que no quiere favores porque sean especiales, “nuestros jóvenes saben y pueden trabajar, y si además son sociables y caen bien, mejor, pero queremos que gusten por su capacitación laboral”.
Preguntada por el proyecto Atticus, la máxima responsable de la AAEE hace una valoración positiva, “ya era hora que se llevara a cabo una iniciativa así a nivel público. Tiene aspectos a la mejora, pero es una experiencia pionera en Alcalá que debe continuar, nos gustaría que el Ayuntamiento consolide este recurso tan valioso para los nuestros”. Recuerda que el futuro de los jóvenes de la AAEE es cosa de todos, porque como ocurre en cualquier sitio, “si la familia está bien, el hijo está bien”.